A Genie Valentié

A Genie Valentié
In memoriam
Por Cristina Bulacio

María Eugenia Valentié –que murió hace unos días- fue mi Maestra. Entonces me pregunté cuál fue el legado de Genie en nuestra larga amistad; cuál el mensaje sugerido, secreto, de todo maestro a su discípulo, de toda amiga a su amiga. Y pensé que, en una relación entrañable, siempre hay algo no dicho que permanece silencioso sin llegar al nivel de la palabra y, sin dejar de ser palabra, es más profundo que ella: convicciones, creencias, capacidad de dar. Una mixtura de pensamiento y afectividad, de principios éticos y de natural inteligencia. Estudiábamos los grandes metafísicos, sin embargo, lo que recibí como una impronta, fueron dos pasiones vividas intensamente por ella y de las que pocas veces habló: su pasión por la verdad y su pasión por la libertad
Nos instó a ser libres, sin decirlo, siéndolo ella. Nos enseño a buscar la verdad sin sentirse nunca su dueña; nos dejó ser. Aún cuando muchos de nosotros nos fuimos, Genie permanecía allí y, al volver, la encontrábamos como la habíamos dejado, lúcida, amigable, comprensiva, implacable argumentadora. Su amor a la verdad, que su vocación filosófica revela, tanto como el ejercicio de la libertad, fueron el sello perenne de su personalidad.

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